EL BITCOIN: su cara y su cruz

 


    Bitcoin fue creada entre el 2008 y 2009 por una entidad desconocida que utiliza el seudónimo “Satoshi Nakamoto”, y su objetivo era desarrollar una moneda descentralizada que no dependiera de ninguna autoridad central o bancaria, pues la emisión de Bitcoin es de código abierto, por lo que las transacciones son públicas y ocurren directamente entre los participantes, al tratarse de una moneda “peer-to-peer”, donde ningún intermediario debe otorgar permiso para efectuar las transacciones.

    Más de una década después, se ha popularizado, llegando a captar el interés de los usuarios de las redes sociales; y ahora, en un 2021 golpeado no solo por la pandemia, sino por la inflación, crisis política y una coyuntura económica negativa para gran parte de la población, se ha convertido en una forma de generar ingresos y ganarse la vida. De esta manera, tras el confinamiento y el parón económico y energético de muchos países, la demanda de este activo aumentó, y en una época en la que la mayoría de las operaciones económicas se desarrollan de manera digital, las criptomonedas han despertado un gran interés y han cobrado un gran protagonismo.

    Por todo ello, el mercado de criptomonedas  se ha consolidado en este atípico 2021, prometiendo seguir revolucionando no solo internet, sino también toda la sociedad, pues ha tenido una gran explosión, que se ha visto motivada por diversos factores que van desde “ahorrar y generar  ingresos pasivos” en medio de la crisis hasta “enfrentar los cambios socio-políticos” que presentan los usuarios, debiéndose su éxito y el aumento de su demanda a la búsqueda de otros activos, al apoyo de multimillonarios (como Elon Musk), y también a la apuesta de plataformas digitales (como PayPal), que permiten su uso.

    
    Aunque este año ha sido un año de pérdidas y recuperación para Bitcoin, también hemos asistido a su expansión. Tras iniciar el año alcanzando casi los 30 mil dólares, según los datos del 
servicio de CoinMarketCap,  llegó a una cifra récord de 65 mil dólares por unidad en abril, duplicando, de esta forma, el dinero de los inversionistas. Pero, sin embargo, el precio ha ido fluctuando, en el llamado “mercado rojo” o “mercado de osos” , y su valor llegó a reducirse hasta los 29 mil dólares por unidad,  pues en julio la criptomoneda se desplomó, y aunque muchos auguraron el final de este activo, llegó  septiembre y se superó la barrera de los 40 mil dólares,  y contra todo pronóstico, en octubre y noviembre logró sus máximos históricos, superando todas las previsiones, pues el bitcoin llegó a valer 68 mil dólares, cerrando diciembre en un promedio de 50 mil dólares.

    Así pues, el Bitcoin es un activo digital cuya capacidad de apreciación ha superado la que tienen las inversiones de riesgo más tradicionales, como las acciones; pero su volátil mercado sigue en construcción, pues  poseer este activo implica un alto riesgo, ya que la característica más propia de esta criptomoneda, por encima de su capacidad para revalorizarse, es la manera tan volátil y abrupta con la que su mercado cambia de opinión.

    Las subidas y bajadas del bitcoin han hecho que el resto de las criptomonedas se comporten igual, por lo que, en términos generales, los usuarios han experimentado una “montaña rusa” en el año (grandes ganancias en algunos meses, pero también altas cifras en negativo en otros).

    Y es que los creadores de este activo plantearon con su desarrollo un nuevo camino para la economía, pues, su iniciativa partía de la base de que el Bitcoin al ser finito (existen un máximo de 21 millones de unidades) sería un activo para vencer a la inflación, convirtiéndose en un modelo deflacionario que se fortalecería con el tiempo debido a la menor oferta, que haría que se incrementara su demanda.

    Pero la realidad es que las sorpresivas y amplias variaciones en el precio del Bitcoin son el costo de una libertad que se persigue en la teoría, pero que deja al poseedor a merced de la oferta y la demanda. Por ello, la duda principal que experimentan los analistas económicos sobre el Bitcoin en la actualidad es la posible justificación de sus pronunciados movimientos, pues no hay nadie que pueda regular su precio, ya que nadie puede controlar sus existencias, pues fue ideado para intentar resolver el problema de la inflación, y por ello su valor se rige sólo por esos parámetros.

     Así pues, hay que tener en cuenta que hay un enorme riesgo a la hora de invertir dinero en este mercado: la volatilidad es enorme y eso hace que las predicciones, por muy fiables que parezcan, deban ser tomadas con muchísima precaución. Las predicciones del precio de Bitcoin no son una ciencia exacta y por esta razón, se recomienda a los futuros inversores realizar su propia investigación y operar según el capital que puedan perder y el riesgo que estén dispuestos a asumir.





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